viernes, 27 de junio de 2008

EL ROL DEL DOCENTE EN LA ENSEÑANZA DE VALORES






Los seres humanos tenemos distintas naturalezas. Las personas no nacemos programadas con pautas de comportamiento ni de conducta, por el contrario constantemente nos vemos en la necesidad de decidir acerca de cómo queremos o debemos actuar, hacia donde queremos dirigir nuestras vidas, por supuesto decisiones determinadas por nuestros valores, principios, por nuestra ética y moral, que a su vez está condicionada o educada por el contexto sociocultural y familiar en donde crecimos y nos desarrollamos. Es aquí donde radica la importancia de la educación en la formación de valores en los educandos, precisamente en la influencia importantísima que el contexto educativo ejerce sobre los alumnos.

En una sociedad en donde la crisis de la falta de práctica de valores se traduce en intolerancia, en falta de respeto para con los pares, en poca capacidad de dialogo y de discusión, en la incapacidad de resolver conflictos sin violencia, etc. características que se ven transversalmente en todos los estratos socioeconómicos de la actual sociedad y en todas las áreas, tanto a nivel político, cultural, social, etc.

Según la definición de valor podemos concluir que todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale. Por lo tanto cualquier objeto, cosa o persona pueden poseer diferentes o varios tipos de valores, por ejemplo: una casa además de ser linda puede ser útil, así también pasa con las personas pueden tener diferentes valores que son entendidos como un bien, pues se puede identificar con lo bueno, el mal es, en consecuencia, la carencia o la falta de un bien o de un valor. Es así, que
con la falte de valores, se puede asociar el aumento de la delincuencia, la corrupción a nivel político y económico, la violencia, el narcotráfico y la drogadicción, etc.

La crisis de valores es un fenómeno del que el sistema educativo no es el único responsable. Si asumimos que la educación es la encargada de compensar todas las falencias y deferencias culturales y sociales con las que los niños cuentan, también debemos asumir la importancia del rol educativo en la enseñanza de valores, pero no podemos obviar que el énfasis en la practica educativa no esta centrada precisamente ahí, sino que más bien, en resultados educativos cuantificables (SIMCE, PSU, rendimiento escolar, índices de fracaso escolar, etc.) por lo tanto no es extraño encontrarse con proyectos educativos orientados principalmente a logros y resultados en cuanto a rendimiento escolar en vez de formación de valores.

El tema se vuelve complejo si pensamos que los niños aprenden en gran parte por imitación y nuestra sociedad muestra constantemente corrupción, violación a los derechos humanos, pobreza, cesantía, abuso de poder, violencia intrafamiliar, abuso sexual, violencia a través de los medios de comunicación, etc. es por ello que la educación debe cumplir el rol fundamental de compensar todo aquello enseñando y dando herramientas para la construcción de una cultura de paz.

El profesor como actor principal en el proceso educativo, y ahora refiriéndonos a materias prácticas en pro del trabajo de los valores, debe lograr que el alumno se sienta respetado y seguro de expresar sus ideas ante el resto, de esta manera el profesor reforzará el autoestima del alumno, a la vez que se le debe demostrar cariño y preocupación. El trabajo de los valores que en conformidad con la reforma educativa constituyen los objetivos fundamentales transversales, demandan también de parte del profesor congruencia entre el decir y el hacer, si el profesor no realiza en su vida diaria lo que de sus alumnos demanda, es muy difícil que los alumnos puedan cumplir con lo que se pide, no podemos olvidar que el niño a veces actúa por imitación, la enseñanza que se da no debe quedarse solo en la teoría sino que deben crearse situaciones en las que se puedan llevar a la práctica lo aprendido, el profesor debe tener en consideración en todo momento que la realidad que se le debe mostrar al alumno y la realidad para la que se le esta preparando debe guardar relación con el contexto en el que el niño crece, es muy fácil crear frustración cuando lo que se pretende lograr resulta casi imposible en la realidad familiar, social y cultural del alumno.

En conclusión creo que la formación de seres que puedan ser mejores y que como consecuencia contribuyan al mejoramiento de esta sociedad debe ser el norte de la educación y uno de los medios para conseguirlo son el trabajo con los objetivos fundamentales transversales.


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